EL PAÍS

La Consejería de Sanidad recomienda retirar de patios, parques y zonas infantiles las traviesas de tren usadas como elemento decorativo. Las mayoría de traviesas contienen una sustancia, la creosota, que conserva la madera frente a las condiciones meteorológicas. La creosota tiene «un poder cancerígeno muy superior al que se le venía atribuyendo», según un documento del Instituto de Salud Pública. Esta recomendación se hace «por precaución», ya que la ley, que impide poner nuevas traviesas en zonas infantiles, no obliga a retirar las existentes en parques y jardines.
Las traviesas de tren recicladas y maderas similares, que están tratadas con creosota y otras sustancias para conservarlas de la humedad, el frío y los insectos, han sido un elemento decorativo de patios y jardines de creciente popularidad en los últimos años. Son apreciadas por su aspecto envejecido y se utilizan para delimitar zonas de juegos o espacios de cultivo de flores y hortalizas.
La creosota, sin embargo, es una sustancia con un potente poder cancerígeno debido a su contenido en benzopireno. Hace decenas de años que eran conocidos los perjuicios para la salud de la creosota, pero «los últimos conocimientos científicos y técnicos han demostrado que el poder cancerígeno de esta sustancia es muy superior al que se le venía atribuyendo», así como «la posibilidad de que se presente riesgo de cáncer en las personas expuestas a determinadas concentraciones», según un documento interno de la Dirección General de Salud Pública.
Este documento cita, casi textualmente, el preámbulo de la Orden PRE/2666/2002, de 25 de octubre, que regula la comercialización y fabricación de maderas con creosota. «Excepto para usos industriales y alguna otra excepción, esta orden puso fin a la comercialización de la creosota dentro de un programa europeo de control y restricción del uso de determinados compuestos químicos tóxicos», explica José Frutos, jefe de Servicio de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Pública de la Consejería de Sanidad.
El problema, sin embargo, es que en España existen decenas de miles de traviesas de tren con creosota que se siguen comercializando en el mercado de la jardinería y la construcción.
«Es una sustancia muy tóxica, pero tampoco hay que alarmar a la población. Puede producir efectos perjudiciales para la salud con exposiciones prolongadas o contacto directo con el organismo. Por ello, es recomendable que no estén donde los niños pasen muchas horas y puedan entrar en contacto directo con la madera, como zonas de juegos y parques», añade Frutos.
La Consejería de Educación sí ha tomado las medidas para retirar las traviesas de los patios escolares. Manuel Sanz Peluffo, director general de Infraestructuras de Educación, explica: «Hemos dado orden a todos los colegios de retirar las traviesas de los patios».